Fairphone es el teléfono más sostenible del mercado y es también una compañía social a favor de una electrónica más justa. Tiene un modus operandi insólito en el mundo de la actividad industrial: comprende no solo la fabricación de los aparatos, sino la relación entre consumidores y productos.
Bas van Abel es un padre holandés. Un buen día falló la consola de videojuegos de su hijo y no poder abrir la caja negra le generó una notable frustración; tanto, que empezó a cuestionarse los procesos de fabricación de los aparatos electrónicos.
Este padre frustrado descubrió detrás de la tecnología que consumimos un enorme impacto social y medioambiental, y puso en marcha una campaña de sensibilización junto con dos personas más.
Similar impotencia a la de este padre enfrentado a una videoconsola imposible de arreglar acomete a muchos usuarios cuando las baterías de sus teléfonos móviles fallan.
Comprometerse con la industria
En 2010, el equipo toma contacto con las condiciones laborales que rodean la extracción de minerales para la fabricación de dispositivos móviles. Viajan a la República Democrática del Congo y hacen un descubrimiento doloroso: las comunidades que trabajan en primera línea están desprotegidas; la condiciones de trabajo son deplorables. Ningún dinero generado con las extracciones revierte en ellas.
El impacto no es solo medioambiental, sino social.
El resto de procesos de fabricación de bienes de consumo no es ajeno a este proceder: alimentos, ropa, electrodomésticos, etc., siguen el mismo modelo reproductivo. Los teléfonos móviles no se diseñan para ser reparados, sino sustituidos. Detrás van quedando millones de personas y de materiales en conflicto.
Pero los lamentos no sirven de nada. Si lo que pretendían estos compañeros era generar cambios en procesos de esta índole, tenían que pertenecer a la industria. Fairphone se constituye como empresa en 2013. Su objetivo prioritario: demostrar que la tecnología no tiene por qué estar reñida con procesos de fabricación justos. Y un objetivo adicional: ser capaces de inspirar a otras empresas.
Ese mismo 2013 y gracias a una campaña de mecenazgo (crowdfunding o financiación colaborativa), logran costear la salida de su primer modelo de teléfono justo: Fairphone, el teléfono móvil más sostenible del mercado.
Aparatos libres de conflictos: no existen
Hoy día no hay un solo aparato en el mercado que responda a la etiqueta “100% libre de conflicto”.
La compañía Fairphone ha empezado por rastrear cuatro de los más de cuarenta minerales que intervienen en la fabricación del móvil. De cualquier teléfono móvil. La trazabilidad, denominación que recibe este proceso de rastreo, implica documentar cada eslabón de la cadena de producción. En otras palabras: conlleva recorrer el camino que sigue cada componente desde la mina a la fábrica.
Son diez los nuevos elementos en vías de escrutinio. En cada uno de estos estudios abordan condiciones laborales, impacto en la economía del país y agotamiento del mineral.
En mayo del pasado 2017, regresaron al Congo para estudiar el cobalto, mineral escaso que se emplea en la fabricación de baterías. Dicho examen incluyó reuniones con la comunidad, con el gobierno y con proveedores que lo utilizan, y no solo en la producción de móviles. Tenían como objetivo hacerles partícipes de la política de fabricación que Fairphone pretende llevar a cabo y aumentar la sensibilidad colectiva.
El oro es otro de esos minerales en proceso de rastreo. Se extrae en una mina de comercio justo en Perú y viaja después a una refinería ubicada en Suiza. De Suiza cruza a Hong Kong para ser modificado. De Hong Kong, a China, donde se ensambla. Es una carrera larga en el que intervienen distintas empresas e intermediarios; y la consecuencia de que su trazabilidad se dificulte. El precio es alto, y las condiciones de su explotación, de gran impacto.
¿Quiénes son sus segundos y terceros proveedores? ¿A quién compran a su vez? Son preguntas cuyas respuestas persigue la compañía.
Fairphone: ¿un producto caro?
Entramos en la web de Fairphone y nos topamos con este eslogan:
We’ve created the world’s first ethical, modular smartphone. You shouldn’t have to choose between a great phone and a fair supply chain.
“Hemos creado el primer teléfono inteligente modular y ético del mundo. No deberías tener que elegir entre un gran teléfono y una cadena de suministro justo”.
Para responder a la cuestión de si se trata de un producto caro, hay que averiguar el destino de los fondos. Aquí se explicitan cómo la compra de sus aparatos ayuda a financiar toda la cadena de intervenciones. La infografía ofrece detalle —en inglés— de cada aspecto de su coste.
Practican una política de transparencia: informan de los recursos de que disponen y los fines a que se reservan. Aseguran que Fairphone tiene una duración aproximada de cinco años. Además, está formado por módulos reparables, de manera que pueden sustituirse partes. Si se comparan estos mismos parámetros con otros modelos del mercado, la objeción de que es caro no se sostiene. Podría decirse que lo es si, en el momento de la compra, se toman en cuenta productos de la misma gama. Sin embargo, la persona usuaria debe recordar que con su compra está aportando a causas sociales y medioambientales justas.
Es un hecho que Fairphone no compite en igualdad de condiciones respecto a otras marcas.
Compañías más grandes, productos más baratos
La gratuidad o el abaratamiento no ayudan a comprender el alcance del problema ni el precio real de lo que consumimos. Las grandes empresas hacen sus ofertas a la baja: la golosina de los pagos fraccionados o el amarre al cliente con la permanencia. Terminamos pagando los aparatos de un modo u otro, aunque no seamos conscientes de ello.
También Fairphone se encuentra en desventaja en este sentido. La compañía es pequeña y aún no puede comprar suficientes materiales a sus proveedores para conseguir precios más competitivos. Van creciendo y trabajando en ello, pero la evolución es lenta.
Los aspectos en los que inciden son: minerales justos, diseño, durabilidad, condiciones laborales de quienes están involucrados en el proceso y, por último, que los materiales sean reciclables y reutilizables. En este dispositivo cada componente puede repararse excepto la memoria RAM y el procesador, algo que esperan solventar con el próximo Fairphone 3.
Otra ventaja frente a la competencia: las actualizaciones no repercuten en la salud del aparato. Cada mes, Fairphone ofrece actualizaciones automáticas de software que mejoran la seguridad y protegen al sus fabricados de posibles fallos.
Logros de Fairphone
Son conscientes de que les queda mucho recorrido, pero están en camino. Hasta la fecha, han logrado la firma de un convenio del oro en Holanda. Dicho acuerdo involucra a empresas comprometidas en colaborar para que el oro provenga de minas con gestión respetuosa: que no explotan a menores y en las que los adultos trabajan en condiciones justas.
Otro logro es la financiación de un proyecto para establecer un comercio de oro justo en Uganda.
Lina Ruiz, responsable de comunicación y de producto, con motivo de su estancia en España, hace esta recomendación: “Aunque no compren nuestro móvil, el hecho de reciclar el que tienen, intentar arreglarlo o dar a conocer la campañas que se llevan a cabo y ayudar a que otras personas tomen conciencia de lo que implica el consumo de un móvil es en sí mismo un paso muy importante”.
Para saber más: Tecnología Libre de Conflicto, llamada a la acción
Fuente: entrevista de Patricia Hernández a Lina Ruiz para la revista pastoral El Mensajero.
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